Calma en la tempestad
Cómo la fe le da sentido a todo, incluso a las tormentas
“Jesús subió a una barca junto con sus discípulos. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan fuerte, que las olas cubrían la barca.”
Mateo 8, 23-27
Una noche soñé que estaba en una casa junto a mi esposo y mi primer hijo, Luca.
Escuchaba un estruendo que anunciaba la llegada de una fuerte tormenta. Recuerdo que, en el sueño, caminé hacia la ventana y vi cómo una ola inmensa se aproximaba.
Era tan alta que, sin duda, iba a cubrir la casa.
Me giré, vi a mi hijo, y nos subimos a una mesa… aunque no tenía sentido hacerlo.
Sí, lo recuerdo con claridad: nos tomamos de las manos y oré así:
“Señor, guárdanos de todo mal. Protege a mi hijo.”
Y entonces vino la calma.
La tormenta pasó.
La ola también.
Pero no arrasó con mi casa.
Ni una sola gota entró.
Caminé sorprendida a la sala y pude ver cómo una vela, que acababa de apagarse, esparcía su humo.
Y entendí: el Espíritu Santo de Dios estaba en ese lugar.
La casa no sufrió las consecuencias de la tempestad, porque estaba edificada sobre la Roca,
y en ella habitaba el Señor.
Desperté y di gracias.
Le conté el sueño a mi esposo y, desde entonces, nuestro camino ha estado lleno de tempestades…
una más fuerte que la otra.
Pero nuestros corazones se han ido fortaleciendo,
llenándose de confianza en Dios
al punto de poder atravesarlas, una a una.
Hoy, en el evangelio, Jesús llama la atención de sus discípulos diciendo:
“¿Por qué temen, hombres de poca fe?”
Ellos se vieron en medio de la tormenta, inseguros,
mientras Jesús dormía.
Y eso me hace reflexionar en las veces que el temor también me ha asechado,
alejándome de la gracia.
Pero claro, el miedo es una mentira del enemigo,
una siembra para que apartes tu mirada de Dios.
Es la fe la que da sentido a las cosas,
la que te inspira a perseverar cuando todo se pone cuesta arriba.
Porque tienes la certeza de que, aunque Dios parezca dormido…
Él está ahí. Sosteniendo.
Es esa fe la que Jesús nos invita a vivir,
todos los días.
Porque seguirle no significa ausencia de tormentas,
pero sí significa confianza en su presencia.
Cuando caminas en fe, te sientes merecedora de bendiciones
y, en medio de las pruebas,
reconoces que cada día estás ganando una virtud.
Una que fortalece tu carácter
y te prepara para la vida eterna.
Dame, Jesús, el secreto de dormir en la tempestad,
con la certeza de que Tú estás en la barca.
La barca es la vida.
Y si Jesús está en tu vida, como lo ha prometido,
no dejará que te hundas.
Tu tarea, cada día, es permanecer en Él.
✍🏼 Momento de introspección — Journaling espiritual
Regálate unos minutos de silencio,
respira profundo y permite que el Espíritu hable a tu corazón.
Preguntas para meditar:
¿Cuál ha sido la última tormenta que enfrenté? ¿Cómo me sostuve en medio de ella?
¿Estoy viviendo con miedo, o con la certeza de que Jesús está en mi barca?
¿Qué me está invitando hoy Jesús a soltar, para confiar más?
✅ Actos concretos para hoy:
Repite a lo largo del día:
“Señor, aumenta mi fe.”Lee o escucha el Salmo 46:
“Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, ayuda siempre cercana en momentos de angustia.”Agradece por una tormenta pasada que hoy te haya dejado una virtud.
Si puedes, en la noche, enciende una vela. Agradece por la presencia del Espíritu Santo en tu hogar.
🙏 Oración del día
Jesús, cuando las olas se levantan,
cuando la ansiedad quiere tomar el timón,
recuérdame que Tú estás en la barca.
Enséñame a dormir como Tú,
confiando en el amor del Padre,
y a despertarme como Tú,
levantando mi voz sobre la tempestad con autoridad.
Aumenta mi fe.
Hazme valiente para cruzar las tormentas sabiendo que,
aunque no vea la orilla,
Tú vas conmigo.
Amén.